un día
como cualquier otro
(o acaso en la rutina de creerlo
nos costó creer que no lo era)
un dos de octubre
un año dos mil ocho
los muchachos del mañana
herederos del dolor de la memoria
reciben un auto
de formal prisión
un mal final
un peor principio cuando vuelvan
como el bicho de siete cabezas
de Bodanzki
duros como los barrotes de una celda
así herrumbrosos
impasibles
regresarán como tubos de combate
listos para nada
para la destrucción quizá
para la instrucción –probablemente-
de un grupo de hombres que los respalde
y los llame hermanos los abrace
comprendan por qué duelen cuando gritan
con la lengua cortada
por qué marchan al lado de fantasmas
por qué tienen el hígado atrapado
en la esfera 68
ahí donde tlaloc aún llueve sangre
con una ballesta hundida
en el costado izquierdo de su pueblo
el rojo amanecer que a Fons le puede
como a los muchachos de ayer
a los que nos nombra

el dos-de-octubre
y a los que por tara de maljuez
son formalmente infrazados de "justicia"

por sociedá de nadies con rolex

que piensan mal escriben mal

-el sentido común desenfrenado y roto-
y de su jefe gran caja vacía
y del jefe de su jefe alma rentada
mientras tanto
un cartel convierte cabezas en billetes
mr. child molester and don kidnapper
cenan opíparamente con un gobernador
cuánto espanto puede caber
en un solo día
como hoy