hacia el umbral más alto de la conciencia
entras con dolor
aprendes que las horas tienen tiempo
y que el tiempo es una sensación de brevedad
y es una sensación de infinitud
lloras
y llega el cansancio como el opio
prevaleciendo sobre la voluntad del grito
comienzas a sacudirte en la antesala
de todos los incendios y los truenos
que morderán tu vientre
sientes la soledad
como un puñal hendido irremediable
como una disección de lo presente
te rebelas y clavas tu llanto en las paredes
comienzas a sangrar profusamente
dicen que cicatrizará
te canalizan cantando y despidiéndose
no te quieren ver -es la verdad-
ni tú a ellos
vuelves a recoger las horas que aventaste
y las empuñas mientras observas el goteo
interminable de los sueros
quedas postrado como animal inerme
en tu hospital de carne
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