malas profecías
i
ya está
que nadie es profeta en su tierra han dicho
por eso escribo con resignación
con un afán amargo en agonía
escribo y recuerdo aquellos dulces momentos
cuando me dieron en la nariz
-ha ganado usted un premio?
me recuerdo:
el puño aterido dentro de mi mano
qué silencio acompañó el tifón
abriendo en dos mi pecho
ahí parada
como en un trance glorioso de derrota
en una especie de revolución
mientras salía la selva por mis puertas
mientras una estampida de bestias y paraísos
de celebraciones y gritos de sulfuro
huían en busca de un barranco
ahora me río
no sé de qué
pero me río
No comments:
Post a Comment